Uno de los modos de realizar inspecciones de plantas fotovoltaicas es mediante el empleo de técnicas de termovisión o termografía infrarroja.

El fundamento técnico no puede ser más sencillo: las células fotovoltaicas dañadas suelen estar a mayor temperatura que las que funcionan correctamente, de modo que la inspección debe centrarse en la identificación de ‘puntos calientes’ o hotspots en su termología en inglés.

 

celulas

 

La combinación de dos tecnologías complementarias, la de los drones en cuanto a capacidad de vuelo, control y programación y, por otra parte, la relativa a cámaras infrarroja o térmicas en cuanto a captación de imágenes, ofrece una solución que permite ahorrar costes y tiempo, mucho tiempo, tanto en la inspección como en el diagnóstico de averías.

Una de las principales patologías que afecta a los generadores fotovoltaicos son los puntos calientes en módulos fotovoltaicos, ocasionados por la rotura de los paneles o por sombras. La detección de puntos calientes y de la causa que lo origina, es un factor crucial en la optimización de la producción de las plantas fotovoltaicas porque se trata de una avería costosa que además afecta la producción de la planta.

 

planta

 

No solamente eso, la falta de fiabilidad de la planta afecta a su integración en el sistema eléctrico, de ahí que resulte esencial disponer de herramientas de diagnóstico rápido que permitan optimizar la explotación y el mantenimiento de la planta. 

La combinación de los datos del módulo de posicionamiento GPS del dron y de las imágenes captadas por la cámara térmica permite obtener rápidamente mapas térmicos de fácil interpretación. De hecho existen sistemas comerciales como el de Workswell que permiten la transmisión de información via wireless de forma simultánea a la captación de información.

Adicionalmente la posibilidad de programar rutas (vía waypoints) permite realizar de forma sistemática el mismo tipo de inspecciones, realizar comparaciones o permitir el seguimiento de problemas concretos.